Mi abuelo y el manjar de mis tetas lactantes (2)
Fecha: 20/11/2023,
Categorías:
Incesto
Autor: dradelsexo, Fuente: CuentoRelatos
El frágil cuerpo de mi abuelo yacía sereno, respiraba con tranquilidad después de aquella marejada de leche que había salido de su gran miembro viril. Tenía los ojos cerrados y sudor en su frente, de cierta manera me recordaba a mi hijo después de alimentarlo, que paradójicamente era lo que acababa de hacer. Había alimentado a mi abuelo con mi leche maternal, lo tuve amorosamente en mi regazo dándole de beber de mis nutrientes y al mismo tiempo dándole un placer que seguramente desde hace mucho tiempo no experimentaba.
A pesar de aquel fugaz encuentro intimo entre nosotros, aquella bestia fornida y llena de venas entre sus piernas aún no estaba satisfecha. Pulsaba y se erguía como un soldado fuerte y listo para una gran batalla. Lo que valía la pena recalcar ya que eso no era muy común en hombres de su edad, ya estaba bastante entradito en años. Aun con restos de esa leche y queso que había secretado en aquel instante su enorme y vieja verga lucia extremadamente apetecible. Su embriagante aroma me invitaba a acercarme. Me llamaba a degustar aquel sabor particularmente amargo, esa mezcla tan deliciosa de orina, semen y esmegma.
Mi boca salivaba profusamente mientras acercaba cada vez un poco mas mi rostro a su glande reluciente. Saque mi lengua, estaba llena de saliva, la pase desde la base de su gran pene. Desde sus tremendos testículos llenos de semen que colgaban por la edad hasta la punta de su deslumbrante glande. Su pene reacciono poniéndose aún más duro. Las venas ...
... se sobresaltaron y una gotita de pre eyaculación se asomó de manera tímida por el agujero de su uretra. La recogí despacio con la punta de mi lengua. Un sabor exquisito y dulce me hizo añorar aún más. Puse sus testículos en mi boca y comencé a masajearlos con mi lengua en forma de torbellino. Sus grandes gónadas bailaban al ritmo de mi lengua traviesa mientras eran bañadas por la calidez de mi saliva. Su pene no perdía su erección. Era un gran guardia vigilante que no abandonaba por ninguna razón su puesto. Me excite demasiado y una mordida se me escapo. Sentí estremecer su cuerpo y enseguida se despertó.
-Hija que estás haciendo.
-Nada abuelito, solo estoy atendiendo a tu linda verga, necesita de mi cuidado y no me gustaría que estuvieras todo el día con tanta tensión acumulada, no es para nada bueno para tu salud.
-No es necesario que hagas esto hija, yo puedo encargarme solo de esto.
-Para mi es un verdadero placer, es lo menos que puedo hacer por todo el amor que me has dado y la manera en la que nos ayudas, tu solo relájate, descansa y déjamelo todo a mí.
-No es necesario hija, esper…
No pudo terminar su frase. Me metí más de la mitad de su verga en mi garganta de golpe. Su reacción fue tan placentera que perdió el habla por unos segundos, acto seguido se reclino y me dejo seguir con mi acto sexual. Las lágrimas me brotaban cada vez que intentaba ir más lejos, su verga debido al grosor representaba un enorme reto, pero no iba a rendirme tan fácilmente. ...