1. El bautizo campestre: Días 2 y 3


    Fecha: 10/11/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    El primer día había sido increíble y revelador y la noche espectacular. Habíamos follado como animales y esto, recién comenzaba… Ahora, teníamos en frente un nuevo día, lleno de nuevas experiencias que, tanto Andrea como yo, estábamos dispuestos a vivir.
    
    I
    
    Despertamos pasadas las cuatro de la tarde. En la pieza solo estábamos Andrea y yo. Le besé la frente antes de levantarme.
    
    Andrea: para dónde vas?
    
    Yo: al baño. Quieres algo?
    
    Andrea: no. Espérame, también quiero ir.
    
    En el baño decidimos que yo iría por algo para comer y tomar para quedarnos el resto del día descansando. Al volver, comimos y tras follar un rato, volvimos a dormir. Desperté en medio de la noche. Andrea dormía profundamente.
    
    Las camas de Enrique y Mario estaban vacías. Con cuidado salí de la cama. Me estiraba cuando desde lejos siento las risas de mis amigos. Me pongo un short y salgo a su encuentro. No quería despertar a Andrea.
    
    Yo: -con el dedo índice en los labios- shuuu!!! Andre duerme.
    
    Enrique: discúlpanos hermano. No lo sabíamos.
    
    Mario: oye hermano, quiero decirte que lo que pasó anoche no saldrá de nosotros tres… Ya lo hablamos el huaso y yo y solo quería decírtelo.
    
    Yo: no esperaba menos de ustedes. Pero gracias de todos modos. Ahora traten de no despertarla que mañana nos levantaremos temprano par a ir a la laguna… se animan?
    
    Mario: si me despierto… voy.
    
    Enrique: no lo sé…
    
    Yo: en fin, nos vemos mañana. Buenas noches, hermanos.
    
    Los dos: buenas, bro.
    
    Volví ...
    ... a la cama. Andrea no se había movido. Levanté las tapas, la miré. Me causó ternura por lo que acurrucándome detrás, le besé suavemente la frente y volví a dormir. El segundo día había pasado.
    
    II
    
    El sol recién saludaba cuando llegaron Juan y su esposa, Rosa, en una vieja camioneta Chevrolet C10 de una cabina, a buscarnos para ir a la laguna. Ni Enrique ni Mario se animaron por lo temprano, por lo que, en la camioneta de Juan nos fuimos su esposa, Andrea, dos primos de Rosa (Pedro y Segundo de 18 años) y yo.
    
    El cielo estaba despejado lo que prometía un día claro y cálido. Al llegar descargamos de inmediato. Una parrilla, varios trozos grandes de madera seca, dos bolsas de carbón; dos juegos con tres caballetes cada uno que sostenían dos tablones rectangulares de 150 cm x 300 cm cada uno, varias bancas plásticas; dos toldos de 3x3 y tres grandes coolers. Uno con comida y los otros dos con cervezas, bebidas y, por supuesto, agua ardiente.
    
    A mediodía ya nos habíamos tomado entre los tres adultos una botella y media de agua ardiente. Las risas y las bromas iban y venían. Los chicos, Juan y yo nos habíamos bañado en la playa donde teníamos el campamento y también en la que estaba al otro lado de una pequeña colina con el fin de tirarnos piqueros desde las rocas. El mayor no sabía nadar por lo que entre juegos esa mañana aprendió. Estábamos Andrea, Rosa, Juan y yo alrededor de la parrilla conversando cuando se acercaron los dos chicos.
    
    Segundo quería aprender a tirarse ...
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